El Sol se ríe del mundo,
de sus cráteres que se expanden
gigantes, profundos y oscuros.
Donde abundan la violencia,
el Sol se las arregla
para mandar ángeles sonrientes,
disfrazados de naturaleza.
Se cuela por los recovecos
de esta casa llena de agujeros,
haciendo florecer rosas
en el mismísimo infierno.