Sí.
Yo llamé a tu puerta día tras día
y mendigué cuanto pudieras darme
–como una pordiosera.
¿Por qué hablo en pasado?
Todavía
tiendo mi mano a ti cuando la tarde
disimula mi angustia y mi vergüenza.
Te amo más que nunca
y tu avaricia me duele siempre igual;
pero dejarte,
yo,
Poesía,
¿dejarte?
¡Muerta!
Gladys Carmagnola